En esta ocasión, os traemos una entrevista al director del Museo de Arto Sacro de Bilbao.
Cuéntanos un poco quien eres, no sé, todo lo que consideres interesante para llegar al mayor número de público
Soy Juan Manuel González Cembellín, y soy el director del Museo de Arte Sacro de Bilbao.
Sí, un museo lleno de esculturas y pinturas de santas y santos, algo que a primera vista puede dar un poco de yuyu.
Pero yo lo veo de otra manera. Son las obras de arte que nuestros antepasados han visto durante siglos. Es nuestro arte. Y nos ayuda a entender muchas cosas sobre aquellas gentes. Sobre su identidad. Sobre nuestra historia.
Así que aquí podéis ver desde nuestro románico hasta el arte más reciente: hasta el año 2000.
¿Cómo se os ocurrió la idea de construir un escape room permanente en el Museo?
Pues la verdad es que fue una cosa un poco casual. Un día hablábamos sobre qué actividades podríamos organizar en el museo para fomentar las visitas, sobre todo las de gente de entre 20 y 50 años, que son quienes no vienen nunca a este tipo de museos. Y alguien habló de las escaperooms, entonces en plena expansión.
¿Cuándo decidisteis que sería una buena opción para atraer visitantes?
Nos costó un poco. Aquí hacíamos las actividades habituales en un museo: talleres didácticos, visitas guiadas, exposiciones temporales, nuestra conocida feria de Los dulces del convento… Pero una escaperoom se salía de todos los cánones. Y más aún de lo que se esperan de un museo de arte religioso.
Pero nuestras actividades habituales nos atarían a grupos escolares y a gente mayor… pero no a personas de 20 a 50 años, que sí van a las escaperooms. La idea podía servir.
Además investigamos, y vimos que prácticamente ningún museo del mundo tenía una escape room permanente, y ninguno una escape room integrada con las obras expuestas. Así que nos dio un arrebato de bilbainismo y dijimos: “Pues nosotros los primeros”.
¿Cómo fue el proceso desde que os decidisteis hasta que se puso en marcha el proyecto?
En aquel momento nosotros no sabíamos prácticamente nada sobre las escape rooms. Algunos de mis compañeros habían jugado en alguna –yo no–, y poco más.
Así que contactamos con algunas empresas que habían montado y gestionaban escape rooms y les pedimos una propuesta, una idea.
La que más nos gustó fue la de The Roomhunter, así que le pedimos que la desarrollará, que hiciera un proyecto completo: diseño, montaje y gestión. Y así nació La abadía de Atxuri.
¿Cómo fue el proceso de decidir qué tipo de juego se llevaría a cabo así como la elección de los lugares destinados al mismo?
El juego propuesto por The Roomhunter nos pareció el más adecuado a nuestros intereses: queríamos una escape room que no sólo tuviera espacios cerrados, rooms, sino que integrara el Museo; o que se integrara en el Museo, según desde qué lado lo mires. Queríamos que las/los jugadores tuvieran que visitar el Museo sí o sí.
Y La abadía de Atxuri cumplía estas exigencias. El Museo está en un antiguo convento, una abadía. Las obras expuestas proceden de conventos, iglesias, ermitas… El juego te hace ir a “consultar” las obras expuestas. Las obras te permiten avanzar en el juego.La elección no fue difícil.
Para escoger los espacios a utilizar partimos de los que estaban disponibles en el Museo. Se seleccionaron algunos y se adecuaron. Hubo que hacer reformas: para que os hagáis una idea, algunas salas eran cuartos de baño. Os reto a que los identifiquéis.
Y luego hubo que materializar el proyecto propiamente dicho. La verdad es que no hubo muchos problemas en el proceso, aparte de las habituales luchas con los gremios y que, al final, los plazos se alargaron más de lo previsto.
¿Cuál fue tu sensación cuando probaste el juego?
Yo ya conocía algunos detalles del juego, que me habían ido explicando según se desarrollaba todo el proceso de diseño y construcción. Pero a pesar de ello mi sensación fue de sorpresa. Por su dinamismo, por la variedad de pruebas, por la interrelación entre juego y exposición… y por el espectacular final.
Mi sensación fue la de que habíamos conseguido nuestro objetivo. La abadía de Atxuri era lo que queríamos.
A lo largo de este año desde la apertura ¿Qué conclusiones habéis podido sacar acerca de la aplicación de un juego de este estilo para dar a conocer vuestro Museo?
La conclusión fundamental es que acertamos.
La respuesta del público, de ese público que queríamos atraer ha sido muy buena. De hecho hemos tenido que ampliar los horarios del Museo para atender las reservas los fines de semana. Y no hay más que leer las opiniones de las/los usuarias/usuarios para ver que les gusta, que disfrutan. Y una de las cosas que más se destaca es la mezcla juego-museo, como nosotros pretendíamos.
Prueba superada.
¿Has podido comentar con otros colegas de profesión el impacto de “adaptar” un Museo a las inquietudes de ocio de la sociedad?
Sí, claro que lo hemos comentado con gente de este mundo de los museos. Y la verdad que todo el mundo nos ha felicitado por al iniciativa. Sobre todo cuando han conocido los resultados.
En este gremio siempre estamos tratando de acercar nuestro producto a las demandas de la sociedad, y creo que esta opción de combinar una escape room con un museo es muy válida. Aunque la verdad es que de momento no parece que ningún otro museo de nuestro entorno se anime a imitarnos.
